Poema del híbrido


 

 

En la Tierra: Un extraño hombrecillo, en una ciudad anónima, reflexiona en voz alta:

Soy un híbrido cabezón
con ojos grandes y relucientes;
tengo genes de Orión
y todos mis miembros son prominentes.

Apostilla con resignación y se interroga, perplejo:

Mi madre es una abducida
y mi padre un extraterrestre
¿Cuál será mi función en esta vida:
Mezclar mis genes con los terrestres,
o comunicar mensajes celestes?

Poco después, relata:

En esta Tierra presente
gente muy bestia localizo;
confío en que la fuerza me acompañe
y cumplir la misión para la que se me hizo.

Y confiesa:

La tarea encomendada
debe se muy importante,
pues en mi cerebro oigo voces
por detrás y por delante;
voces susurrantes y misteriosas
que me tienen más bien enloquecido
y cuando no las hago ni caso
se convierten en alaridos.
Voces que a veces no entiendo
pues son confusas y oscuras
voces que a veces me impulsan
a realizar, yo que se... ¡locuras!:

Nos revela sus vivencias, inquieto:

Es frecuente que yo me encuentre
con chicas impresionantes;
entonces las voces me incitan
y las acoso al instante.
Algunas salen corriendo;
otras, me dan una bofetada
y yo, en verdad, no entiendo
esta misión tan aventurada.

Y no se reprime…

Tengo mis genes inquietos
con ganas de entrecruzar
con todo tipo de bellezas
¡al tajo y a intercambiar!

pasa a la acción,

Allá veo una maciza,
parece un buen ejemplar,
vayamos a probar suerte,
¡Esto no ha hecho más que empezar!

y…¡ataca!

Niña amable... yo, aquí estoy,
y vengo a acosarte con brío;
te cubriré con mis brazos hoy
y así ya no tendrás frío.

La maciza no da crédito a lo que ve:

Uy... que ente tan divertido
entre ridículo y cachondo;
¡Ven acá hombrecillo mío!
que tu y yo vamos a tocar fondo.

Nuestro protagonista, está emocionado


¡Que es lo que escucho, que es lo que veo!
Ahora ya voces no oigo
pero me excito y me sofoco
el instrumento me coloco
mis genes vibran y yo me desboco
¡A lo loco, a lo loco!

De repente, su cabeza oye una voz iracunda:

¡Que vas a hacer, ¡Oh, insensato!
Vas a malograr esta misión
solo por darte un buen rato;
ni oyes, ni ves, ni entiendes, ¡mamón!

Y el cuitado tiembla de pavor

¿Qué es esa voz tajante
que me coarta este instante
de felicidad terrenal?

La voz, se oye con autoridad

¡Ignorante!
Es tu padre celestial.
Voz tajante, bien dices,
más que voz es vozarrón.
Te ordeno que no te deslices
en ese acto erróneo y simplón.
Mide bien, atontado, tus movimientos
y se prudente en tu elección,
pues la maciza que has escogido
aunque aparente ser un monumento
es un travestido maricón.

Moraleja añeja:

Un híbrido inadaptado
ha de andarse con cuidado;
pues no toda apariencia
muestra su auténtica presencia.