Los Cacaentes

 

 

reflexionan

 

 


 

 

¡La Tierra otra vez! Los celestes recuerdan sus fracasos

 

En vez de viajar a poblados pintorescos  y rupestres

y aparecernos a humildes pastorcillos;

entablar relaciones con zagalas lozanas y silvestres,

o abducir e implantar a desconocidos pobrecillos...

 

y se proponen enmendarlos… con una cierta dosis de vanidad

 

…encaminémonos a grandes poblaciones

y busquemos lugares de grandes aglomeraciones.

Lugares de encuentro de concentraciones,

y así entre ruidos, bullicios y follones,

comprobaremos si nuestras súbitas apariciones

son percibidas por esas gentes y memorizadas,

y esas muchedumbres resultan impactadas,

y al vernos quedan del susto paralizadas,

o quizás con nuestras presencias emocionadas,

y como dioses sobrenaturales nos adoran,

se arrodillan, nos rezan, nos imploran...

 

…y hacen sus planes

 

y a lo grande en esa Tierra nos instalaremos

y de todo lo de allí los amos nos haremos

y de tal manera eternamente viviremos

y felices y dichosos siempre estaremos.

Y así unos a otros se animaron

y altas cotas de moral alcanzaron.

 

Los entes se dirigen a la ciudad

 


 

Y raudos se dirigieron a una gran población,

en busca de una muchedumbre, una aglomeración.

 

El gran Cacaente da las últimas órdenes, y recuerda…

 

Pero ¡alto! gritó el gran jefe Tupedorrimal,

que en este nuevo estado parecía todavía más fantasmal.

¡No tan aprisa!, mis criaturas:

Recordar que en nuestras últimas aventuras,

Gestal, Oxal, Aznal... han sido los paladines,

que echándole mucho valor y cataplines,

han operado, maniobrado y actuado,

en la Tierra se han presenciado,

muchas veces han fracasado,

pero a veces han triunfado.

Así es que un merecido descanso se han ganado

y por lo tanto habrán de ser sustituidos

por otros cacaentes bizarros y aguerridos.

 

Hay que realizar una votación democrática

 

Así es que sin más preámbulo y dilación,

hagamos una rápida y resolutiva votación:

Yo indicaré a los, por mí, elegidos

y vosotros, mis fieles, los votareis, acto seguido.

Votaremos a entes de todos los sectores,

excluyendo a los antes mencionados,

que obviamente quedarán liberados

de los futuros quehaceres y labores.

 

Aquí están los nuevos héroes:

 

Y dicho y hecho, los cacaentes “votaron”

y este puñado de escogidos seleccionaron:

 

Ariel, de presencia limpia y transparente,

como si fueran un detergente.

Omol, ente evanescente y fluorescente,

de apresurada pero sagaz e intuitiva mente.

Cuescul, siempre acompañado de un olor envolvente

que aletarga a sus víctimas gradualmente.

Y Pedorretil, el más sutil,

especializado en emitir ruidos intermitentes

que desconciertan y confunden inexorablemente.

 

Estos cuatro líderes naturalmente iban acompañados

de toda una legión de secuaces, adiestrados

para realizar las más temerarias y audaces acciones

encaminadas a controlar a las terrenales poblaciones.

 

Una gran ciudad

 

en la más bulliciosa actualidad

 


 

Y de tal suerte, y estando ya todo planeado,

nuestros héroes en una gran urbe han penetrado.

De momento están algo desconcertados,

pues  con tantos edificios, móviles y agitación,

ruidos, gentíos y contaminación,

quizás se sienten algo mareados.

Pero como son entes preparados,

a tanto jaleo pronto se han acostumbrado.

Enseguida se percatan de que en

determinada dirección,

una muchedumbre marcha animada en pelotón.

Esto promete... ¡pongámonos en acción!

y así, en un pis-pas, en un repente,

la persiguen  discretamente.

 



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