Los Cacaentes

 

 

juegan

 

 

 

 

 

Aparece en escena un juego deportivo

 

Y así, cantando entusiasmados

llegaron a un extraño paraje.

El suelo era verde y estaban rodeados

de gente que voceaba a lo salvaje.

Desconcertados quedaron

ante tamaño jaleo y griterío,

e inquietos y curiosos se preguntaron

que significaba este tremendo lío.

 

 

Estos chicos están perplejos

 

 

¿Será que estos humanos nos vieron y están asustados?

¿O será que de esta forma, nos reciben, alborozados?


 

 

Aparecen los jugadores

 

 

En estas dudas estaban concentrados,

cuando algo insólito, para ellos, vieron:

Varios terrícolas aparecieron uniformados

y detrás de una esfera saltarina corrieron.

 

 

Comienza el espectáculo

 

 

 

 


 

Y de repente la esfera en una malla se metió

y un tremendo sonido en el lugar se oyó.

 

Asustáronse tanto los cacaentes

 

que en un repente volviéronse fluorescentes.

Ahora estos entes no solo eran fantasmales,

sino también transparentes, relucientes, espectrales.

 

 

De nuevo, el jefe interviene

 

 

Atención mis intrépidos muchachos,

os habla Tupedorrimal:

Es el momento de comprobar, si para bien o para mal,

responden estos mamarrachos,

a nuestra nueva y fascinante presencia sin igual.

Que actúen los cuatro escogidos

y que pongan a prueba sus poderíos.

 

 

Estos son los cuatro magníficos

 

 

 

 

Ariel, de presencia transparente,

no lo ven ni lo sienten.

Omol, ente escurridizo y sagaz,

de todo es capaz y es pertinaz.

Cuescul lanza unos gases fecales

que tienen unos olores fatales.

 

Pedorretil emite tales pedorreteos

 

que a los terrestres les producen mareos.

 

 

y el jefe indica:

 

 

Intentemos neutralizar esa esfera

para así llamar su atención,

y entonces ataquemos sin espera

y comprobemos su reacción.

 

 

Los cacaentes juegan al fútbol

 

 


 

Y dicho y hecho, los entes se pusieron a jugar...

Imitaban a los terrestres, corriendo detrás de la esfera sin parar.

 

De repente la esfera con Ariel contactó

y oh sorpresa, como si no estuviera, lo traspasó.

 

Todos quedaron desconcertados ante tal acción.

Tenemos que parar ese infernal artilugio por precaución.

 

Y todos a una a por ella fueron,

y más que aquellos terrestres, corrieron.

Omol fue el primero que la alcanzó,

pero esa bola, no se sabe como, se le escapó.

Un puñado de intrépidos entes encima de ella se arrojaron,

pero la redonda siguió rodando y no la pararon.

Y cuando todos en el suelo estaban caídos,

dos uniformados se les abalanzaron como poseídos.

Los cacaentes asustados no pudieron reaccionar,

pero no ocurrió nada, les atravesaron sin pestañear.

 

Uno de esos energúmenos al esférico le dio una patada,

y como un proyectil,

se coló a través  de Pedorretil.

El ente, asustado, con sus sonoridades atacó,

pero ningún terrestre del recinto se mareó.

El balón en la malla de nuevo penetró

y otra vez un tremendo vocerío se escuchó.

 

 

Una vez más, el dirigente se impone,

 

 

Es evidente y oportuno, afirmó Tupedorrimal con autoridad,

que en esa red nos tenemos que colocar

y cuando esa cosa se introduzca en esa oquedad,

será el momento de atraparla sin fallar.

Y además nos verán ya de una vez esos tontorrones

y adivinaremos cuales son sus emociones.

 

 

y los entes obedecen

 

 

Raudos y veloces a aquel recinto llegaron,

pero con un inesperado impedimento se encontraron.

Delante de la malla un tipo estaba plantado

y tenía cara de estar muy cabreado.

Sorteémosle con rapidez,

parece ser que no nos ha visto ¡pardiez!

Ya estamos todos aquí aposentados

y en verdad que estamos apretados y muy forzados.

Mejor, así cuando llegue ese móvil desconcertante,

lo agarraremos al instante.

 

 

Sigue el juego

 

 

y pasó el tiempo y la bola no llegó;

los humanos corrían detrás de ella y la pataleaban

y de vez en cuando el tipo plantado la cogía y esa cosa se paraba.

 

 

 

 

 

y llega el descanso

 

 

Y en esto, un silbato sonó

y a los de uniforme ya no se les vio.

Los entes no salían de su asombro y desconcierto

de ver aquel terreno verde tan desierto.

Pasaban los minutos de una forma lenta y angustiosa;

desesperados, estos cuitados ya pensaban en dedicarse a otra cosa...

 


 

 

Ahora… el segundo tiempo

 

 

 Y entonces de nuevo los de uniforme aparecieron

y otra vez como posesos detrás de la cosa corrieron.

 

 

De nuevo, cunde el entusiasmo

 

 

¡Viva Tupedorrimal, por la gloria de Cacano!

parece que de nuevo nos encontramos con esos humanos.

Esta vez estaremos más alertados y concentrados

y agarraremos ese móvil endiablado.

 

 

pero… tenía que suceder

 

 

Y por fin ese artilugio entró

y a los pobres entes traspasó.

Y este hecho no fue el mas atroz:

El tipo plantado les ignoraba y les penetró.

Y acto seguido con mucha osadía la cosa agarró,

y luego con rabia la atizó un patadón.

Ellos, nunca se habían encontrado en tan humillante situación

 

 

Cunde el enojo

 

 

¡Se acabó ya nuestra paciencia!

exclamó Omol muy enfadado.

Voy a agarrar a ese tipo muy plantado

y se va a enterar de mi presencia.

Y con sus manos le cogió y le intentó zarandear

pero el sujeto seguía allí tieso y sin pestañear.

 

 

Por fin, estos pobres, comprenden,

 

 

Ante tal contrariedad, de repente han entendido:

¡No tienen ningún tipo de aspecto!,

no es posible, no nos han sentido.

¡Para ellos no existimos, somos espectros!

y les envuelve la congoja

 

Ante esta nueva y tremenda situación

estaban apabullados, derrumbados,

derrotados, contrariados y acojonados...

Y durante el resto del partido,

aunque fue muy entretenido,

no tuvieron ninguna reacción.