¡Los Cacaentes resucitan!

 

 

Hagamos algo de memoria

 

Los otros entes estupefactos comprendieron

que La Tierra la controlaban más bien mal;

así es que nunca jamás a ella volvieron

y no se sabe si sobrevivieron

en otros lugares del espacio sideral.

 


 

 

Estos chicos son tremendos…

 

Tratándose de unos entes tan presentes

y...pudientes, trascendentes, impertinentes,

pedorrentes, cacaolientes, cacalientes,

 implantantes, hibridantes, abduccientes,

transforvolucientes....es decir ¡¡Cacaentes!!

 

…y ¿que les ocurrió?

 

¿Sobrevivieron en otros lugares del espacio sideral?

lo  pasaron muy mal; mal no.... requetemal;

pero sobrevivir.... ¡sobrevivieron!

mejor dicho, malvivieron

¿y como lo hicieron? ¡como pudieron!

Sus genes estaban impacientes,

deseosos de intercambiar

con otros seres existentes

de otro planeta... de otro lugar;

 

¡La Tierra es su seno y su sino!

 

pero por muchos planetas que buscaron

fuera del Sistema Solar

genes tan hermosos no encontraron

como los humanos de esta Tierra impar.

Así que decidieron los muy osados

que aquí, una vez más, debían de aterrizar

y pensaron, otra vez más, turbados

que su estrategia tendrían que cambiar.

 

Y… otra vez Cacano: Una sala-despacho de paredes tornasoladas; una mesa oval rodeada de extrañas sillas, ahora vacías, salvo una, ocupada por un ente con un gran cabezón coronado y del que le salen resplandores

 

Tupedorrimal, el gran santón

por ser de todos ellos el más cabezón

era el que más pensaba sin comparación

y como estaban al borde de la extinción

se vio sometido a una gran presión...

una gran presión... quizá de selección

lo que activó su recalcitrante imaginación

y después de muchos días de concentración

elaboró una solución

con un pedorreteo de satisfacción.

 

Un palacio delirante; en su balcón principal se asoma el ente de la corona y se dirige a una muchedumbre que le aguarda, expectante:

 

Acudid, sufridos Cacaentes,

nuestras penurias por fin se van a acabar,

he encontrado la solución más inteligente

que mente alguna pueda imaginar.

Está claro y es evidente

que los genes humanos son nuestra debilidad;

Vayamos una vez más por consiguiente,

¡Viviremos en ese planeta de verdad!

 

La multitud, inquieta, le pregunta:

 

No entendemos gran santón

que es lo que tienes ideado;

explícanos tu plan iluminado

y salido de tu potente cabezón.

 

El gran jefe, suficiente y henchido, responde:

 

Pues mis esbirros, mis valientes,

escuchad con atención, so cacaentes:

Si en ese planeta queremos estar

y a los humanos queremos no asustar

en humanos nos tendremos que transformar

y así con ellos genes intercambiar

 

Pero el cacagentío no acaba de entender…

 

Pero amado jefe, ente sin igual:

Eso mismo es lo que propuso Aznal

y como todos sabemos, salió fatal

 

El dirigente está irritado…

 

Vuestras mentes son obtusas

y vuestros cerebros, ahuecados;

vuestras ideas están confusas,

no entendéis nada ¡atontados!

 

y les aclara: por fin surge ¡la humanización!

 

Yo no propongo la transforvolución,

sino una verdadera humanización:

Presenciado, un único cacaente,

se transformará con su cuerpo presente

en un único humano, no en un entente

y de esta forma tan evidente

nos mezclaremos con esa gente

¿Lo habéis comprendido jodíos?

Pues ¡ala!, no os hagáis más líos

y a trabajar con todos nuestros bríos.

 

Todo entendido…

 

¡Oh gran Tupedorrimal!

Nuestro gran jefe, sin igual santón.

Solo una estrategia tan colosal

podía salir de tu enorme cabezón.

Y todos, pletóricos de entusiasmo y emoción,

prestos a preparar la salvadora operación.

 

¿¿Será la definitiva??